ACUERDO DE
COLABORACIÓN
El
30 de marzo pasado se firmó el acuerdo de colaboración
entre el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología
de la República Argentina, representado en este acto por
la señora Subsecretaria de Equidad y Calidad, Profesora Mirta
Alicia Margarita Bocchio, por una parte y, por la otra parte, el
Proyecto de Educación en Ciencias Basado en Indagación
de la Academia Chilena de Ciencias de la República de Chile,
en representación del Presidente de la Academia, Dr. Francisco
Rothhammer, el Académico Miembro de Número, Doctor
Jorge Allende, se acuerda lo siguiente :
Que
ambas partes realizan acciones para renovar la educación
en ciencias en las escuelas primarias, planificadas e implementadas
en sus respectivos países, en el caso del Ministerio de Educación,
Ciencia y Tecnología de la República Argentina, a
través del Proyecto de Alfabetización Científica
en el marco del Programa Integral para la Igualdad Educativa (PIIE)
y la Academia Chilena de Ciencias por intermedio del Proyecto de
Educación en Ciencias Basado en Indagación (ECBI),
en colaboración con el respectivo Ministerio de Educación
y con la Fundación Andes de la República de Chile.
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Perdone
que lo diga, pero uno puede pensar que esta propuesta de ciencia
lúdica no es seria, es difícil pensar que un estudio
de lo inútil pueda ser serio…
Cuando
las personas discuten conmigo esto -y a veces lo hacen muy enojadas
porque me critican que estoy gastando dinero del fisco en algo que
no sirve para nada-, una respuesta que doy es la siguiente: cuando
la música es bailable es útil porque permite conocer
parejas y después procrearse; la música clásica
y otras no se puede decir que sean útiles y, a pesar de eso,
son fomentadas por algunos gobiernos, subvencionadas, la gente paga
para escucharlas y nadie pregunta para qué sirven. El ballet,
la pintura abstracta, la poesía y otras expresiones, tampoco
tienen utilidad y son admiradas y requeridas. Esto me da rabia y
me cuestiono por qué a nosotros nos preguntan sobre la utilidad
de lo que hacemos y a los músicos, a los poetas, no. Otro
aspecto que quiero subrayar es que lo inútil nos pone por
encima de los animales; lo inútil en el sentido de las cosas
bellas: el arte, la ciencia lúdica, el baile. Los animales
son funcionales mientras que nosotros tenemos la capacidad de ponernos
por encima y más allá de lo útil.
¿Cómo
es que practica ciencia lúdica si por otro lado trabaja en
algo tan funcional como lo es la teoría del caos, las cardiopatías
y las otras áreas que tienen aplicaciones?
En
los últimos veinte años he tratado de trabajar más
en la ciencia lúdica sin dejar de lado lo aplicado. Critico
a los científicos aplicados que dejan de lado lo lúdico,
pero no critico a los lúdicos que dejan de lado lo aplicado;
es decir, si por azar algunas de las cosas lúdicas que nosotros
investigamos tienen alguna aplicación práctica, bienvenido,
tanto mejor, e incluso lo propago por ética y porque los
que dan el dinero generalmente lo dan a lo aplicado. De hecho, soy
un oportunista al recalcar la parte aplicada de lo que hago porque
así me dan más dinero para hacer lo lúdico.
¿Por
qué critica a los científicos que dejan de lado lo
lúdico para adentrarse a lo aplicado?
Porque
se están comportando como animales funcionales y no quiero
estar con ellos, prefiero estar con mi perro, que estar con animales
que pueden no serlo y lo son.
¿Conoce
a los miembros de la Academia de Ciencias a la cual acaba de integrarse?
¿No cree que va a tener que trabajar con “científicos
animales” como usted los cataloga?
Conozco
a muy pocos porque paso la mayor parte del tiempo en Alemania. Ahora
estoy trabajando con Eric Goles que es muy lúdico, y antes
trabajaba con Jaime Roessler, que también tiene una tendencia
muy fuerte a lo lúdico. Conozco y estimo a Tito Ureta pero
no he trabajado con él. Pienso que también puedo conversar
de otras cosas, además de lo científico, con miembros
de la academia. En todo caso, no niego que muchas de las cosas que
hago tienen aplicaciones.
¿Cómo
va a convencer usted a algunos académicos de que algo lúdico
tiene valor?
Prefiero
explicarle ahora algo más sólido, más concreto
de lo que hago. Tomemos algo totalmente lúdico y fácil
pero que convence rápido de que lo lúdico tiene valor,
un valor cultural. Es un trabajo que hice con Eric Goles, la idea
fue de él y después la desarrollé con un alumno:
se trata de cigarras que aparecen cada número primo de años,
cada diecisiete, o cada trece o cada siete años; viven el
resto del tiempo como larvas debajo de la tierra alimentándose
del jugo de las raíces y aparecen puntualmente en esos lapsos;
las cigarras adultas viven tres semanas, tiempo que les alcanza
para aparearse y poner huevos y después mueren. La pregunta
es por qué aparecen con esos ciclos. Nosotros estudiamos
a sus enemigos y encontramos que los peores son los hongos que se
comen sus huevos recién puestos y estos hongos también
tienen ciclos: aparecen cada dos, tres, cuatro o seis años.
Entonces si suponemos que hay cigarras que aparecen cada doce años,
por ejemplo, esos hongos se podrían sincronizar con ellas,
comer sus huevos y matarlas. Esto explica por qué los mejores
ciclos para las cigarras tiene número primo de años,
lo que hicimos fue un programa computacional que describe las mutaciones
y la selección natural. Después hicimos un salto aún
más lúdico: tomamos el programa que generaba los ciclos
y metimos números enormes como condiciones iniciales y salieron
números primos hasta con cuarenta cifras. Esto no es una
tarea matemática fácil, estábamos resolviendo
una problema de teoría de números utilizando la biología,
estábamos trabajando con un modelo biológico para
resolver un problema puramente matemático.
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